1. En este día en cada iglesia,
la Misa es única. La Misa «en la Cena del Señor
celébrese por la tarde, en la hora más oportuna,
para que participe plenamente toda la comunidad local...Según
una antiquísima tradición de la Iglesia, en este
día están prohibidas todas las Misas sin pueblo»
.
Sólo con permiso del Ordinario
del lugar se puede celebrar otra Misa por la tarde o incluso por
la mañana pero sólo en caso de verdadera necesidad
y cuando el bien espiritual de los fieles así lo exija.
2. El Sagrario aparece abierto y
vacío. La comunión de hoy se hace del pan consagrado
en la misma Eucaristía. Se han de consagrar en esta Misa
las hostias necesarias para la comunión de los fieles y
para que el clero y los fieles puedan comulgar el día siguiente,
Viernes Santo, en la celebración de los oficios de la Pasión
del Señor.
3. El "Gloria" se canta
con solemnidad. Por ello mientras se canta este himno, se hacen
sonar las campanas que ya no se vuelven a tocar hasta el "Gloria"
de la Vigilia Pascual.
4. Las lecturas de la Palabra de Dios de esta Misa, tienen una
buena conexión entre ellas: Ex 12 nos habla de la cena
pascual de Israel; 1 Cor 11 de la Institución de la Eucaristía,
y Jn 13 del mandato y el ejemplo del amor servicial de Señor
Jesús. En la homilía hay que recordar los misterios
que recuerda esta Misa, es decir la Institución de la Eucaristía,
la institución del Orden Sacerdotal y el mandamiento del
Señor Jesús sobre la caridad fraterna.
5. El lavatorio de los pies, no debe
omitirse. Según la tradición se hace en este día
a doce hombres previamente designados y representativos de la
comunidad. Significa el servicio y el amor del Señor Jesús
que ha venido "no para ser servido, sino para servir"
(Mt 20,28). Es un hermoso sacramental que complementa y explicita
lo que es la Pascua y el sentido profundo de este día del
Jueves Santo.
El gesto del lavatorio
de los pies, que recoge el evangelista San Juan, lo ve
el discípulo amado como la inauguración del camino
pascual de Cristo. Donde en verdad mostró el Señor
su actitud de servicio fue en la Cruz. Allí no se despojó
del manto, sino de la vida misma, "se despojó de su
rango" y demostró que era "el que sirve"
y el que se entrega por los demás porque "no hay amor
más grande que el dar la vida por los amigos". Con
el gesto del lavatorio de los pies adelantaba en símbolo
(luego lo haría de otro modo más entrañable
y eficaz con el pan partido y el vino repartido, la donación
de su Cuerpo y su Sangre en la Eucaristía) lo que iba a
hacer en la Cruz.
El lavatorio de los pies hay que
hacerlo con autenticidad. No sólo con unas gotas, sino
lavando, secando y luego besando los pies, de modo que exprese
bien la lección que nos dio el Señor Jesús:
el amor fraterno, el servicio para con todos, la reconciliación.
6. En la procesión de dones,
se destacan hoy más que nunca, el pan y el vino que la
comunidad aporta y que constituyen la materia para el sacramento
de la eucaristía. Además es altamente recomendable
que se puedan llevar «los donativos para los pobres, especialmente
aquéllos que se han podido reunir durante la Cuaresma como
fruto de la penitencia, mientras se canta "Ubi cháritas
et amor"» .
7. La Plegaria Eucarística
más indicada para hoy es la primera, el Canon Romano, por
la rica expresividad de sus textos. Asimismo el prefacio que se
recomienda usar es el I de la Eucaristía.
8. Hoy es un día muy adecuado
para enviar la comunión a los enfermos, expresivamente
tomándola del altar, delante de todos, en el momento de
la comunión de Eucaristía comunitaria: «así
pueden unirse los enfermos de un modo más intenso a la
Iglesia que celebra» .
9. Una vez concluida la Misa del
Jueves Santo se procede a reservar el Santísimo Sacramento.
Si en la iglesia hay capilla del Santísimo, es lógico
hacer allí la reserva, o sea, donde se hace siempre. Esto
ayuda a recordar a la comunidad que siempre existe la reserva
del Santísimo, que la Eucaristía es también
el sacramento de la presencia real del Señor Jesús,
y que por amor a nosotros se queda para ser el Dios con nosotros
cumpliendo así con su promesa: "Yo estaré con
vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (mt
28,20). La capilla deberá estar adornada con flores y cirios.
Si en la iglesia no hubiese una capilla del Santísimo entonces
se deberá preparar en un lugar adecuado, el lugar de la
reserva, el que estará convenientemente adornado para que
invite a la adoración, a la meditación y a la oración
de los fieles
Al respecto las normas litúrgicas
dicen lo siguiente:
«Terminada la oración
después de la comunión, comienza la procesión,
presidida por la cruz en medio de cirios e incienso, en la que
se lleva el Santísimo Sacramento por la iglesia hacia el
lugar de la reserva. Mientras tanto se canta el himno "Pange
lingua" u otro canto eucarístico ... El Sacramento
ha de ser reservado en un sagrario o en una urna. No ha de hacerse
nunca una exposición con la custodia u ostensorio. El sagrario
o la urna no han de tener la forma de un sepulcro. Evítese
la misma expresión "sepulcro": la capilla de
la reserva no se prepara para representar "la sepultura del
Señor" sino para conservar el pan eucarístico
destinado a la comunión del viernes de la Pasión
del Señor. Invítese a los fieles a una adoración
prolongada durante la noche del Santísimo Sacramento en
la reserva solemne, después de la Misa en la Cena del Señor.
En esta ocasión es oportuno leer una parte del Evangelio
de San Juan (capítulos 13-17). Pasada la media noche, la
adoración debe hacerse sin solemnidad, dado que ha comenzado
ya el día de la Pasión del Señor» .
10. Terminada la Santa Misa se despoja
el altar en el cual se ha celebrado. Conviene que las cruces que
haya en la iglesia se cubran con un velo de color oscuro o morado.
No se deben encender velas o lámparas ante las imágenes
de los santos.
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