La práctica de cubrirse la cabeza por las mujeres en la Misa, se ha
perdido casi totalmente desde el Segundo Concilio Vaticano. Muchos se
preguntan si ha debido suceder, ya que San Pablo en la 1ra Carta a los
Corintios, Capítulo 11 reprende a la mujer por no llevar velo. No es
este un comando divino que debe cumplirse ? En la ausencia de una
sentencia del Magisterio, solamente podemos mirar a la evidencia, la
cual sugiere que la Iglesia no ha objetado la pérdida de esta práctica
y por ello es una tradición humana y no divina.
Como la costumbre de cubrirse la cabeza por las mujeres, no fué
parte de una legislación Post-Vaticano, simplemente comenzó a no
practicarse. Para muchos, y aquí voy a tratar de interpretar porqué
esto sucedió, no parecía conveniente para la mujer, manifestar un
signo de " subordinación " en un momento en que estaba
obteniendo igualdad con los hombres en otras áreas de la vida. Aunque
algunos quieran considerar esto como una concesión a la tendencia
anti-patriarcal feminista, no debe ser considerado de esta manera.
La Iglesia sin duda apoya la igualdad para la mujer en todas las
áreas permisibles, tal y como lo manifiesta claramente el Magisterio y
autores como la Beata Edith Stein.
Por naturaleza, y según el plan de la creación de Dios, el hombre
es todavía cabeza de la familia, cabeza de la mujer como dice San Pablo
en Ef 5:21-33, como el Padre es la Fuente, Principio y Cabeza de la
Trinidad. La masculinidad es el principio más activo en la raza humana,
así como el feminismo es el más receptivo. Esta es la distinción
corpórea-psicológica entre el hombre y la mujer, la cual el feminismo
está poco inclinado a aceptar, pero es la imágen de la Naturaleza
Trinitaria de Dios reflejada en la naturaleza humana. Esto es muy
evidente en el matrimonio, donde hombre y mujer se unen en el vínculo
matrimonial.
Antes de Vaticano II era una páctica teológica y canóniga destacar
la diferencia de naturalezas en la sociedad ( civil, familiar, Iglesia
), en vez de tratar la igualdad personal del hombre individual. De todas
maneras, Vaticano II adoptó la posición del personalismo Cristiano,
prefiriendo dar énfasis a la dignidad de cada ser humano, SIN destruir
la naturaleza de las cosas, como la propia vocación del laicado ( de
ambos sexos ) versus el clero ( solo masculino ), de esposo versus
esposa, de hombre versus mujer, en general. Esto es evidente en los
documentos de Vaticano II, en el nuevo Código de Derecho Canónigo y
particularmente en los escritos del Papa Juan Pablo II. Cada persona y
cada sexo tiene sus dones específicos y tareas en la familia, en la
sociedad y en la Iglesia. Hoy en día esto coloca a la Iglesia en un
lugar aparte de casi todas las demás sociedades, y aún con muchos
dentro de la Iglesia que siguen un falso personalismo de libertad de
estructuras naturales y leyes establecidas divinamente. El camino de la
Iglesia, de Vaticano II y Juan Pablo II es el de reconocer las
limitaciones establecidas por la naturaleza de las cosas ( y por ello
por Dios ) y además garantizarle a cada persona humana pleno
reconocimiento de su dignidad personal.
En este contexto, yo sospecho que para muchos no parecía apropiado
continuar enfatizando el orden natural sobre el orden personal y
sobrenatural, como aparentaba suceder con cubrirse la cabeza en la Misa.
El mismo San Pablo en el pasaje de Efesios 5 menciona que personal y
sobrenaturalmente, maridos y esposas deben " respeterse el uno al
otro ", o sea ofrecer caridad en vez de autoridad. La autoridad del
marido debe ser servicio, amor, reverencia y no poder. El modelo es la
cruz. En la liturgia, cuando la principal distinción es entre el
ordenado ( representando a Cristo la cabeza ) y el no ordenado ( el
Cuerpo ), no parece apropiado hacer distinciones adicionales entre las
persona ( hombres y mujeres ). Esto es de hecho ahora la Ley de la
Iglesia en todas las funciones litúrgicas que no requieren ordenación.
Aunque las mujeres tienen libertad para llevar un velo, como una
materia de devoción personal, deben verlo como una subordinación a
Dios y no una distinción con el hombre. En cualquier caso esto sería
manteniendo la evidencia bíblica. Aquellos que llevan velo y los que no
lo llevan, no deben juzgar los motivos del otro, sino dejar a cada mujer
libertad en el asunto, el cual claramente no es de uso obligatorio.
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